19 noviembre, 2021
El italiano Antonio Dimare siempre estuvo fascinado con Rasti pero recién consiguió hacerse con la marca en 2005 a través de la "Operación Rescate".
Toda una generación jugó con sus ladrillos. Con ellos se podían crear todo tipo de construcciones, desde aviones hasta edificios y ciudades. De un día para el otro se esfumó de las jugueterías argentinas, sin embargo regresó en 2007 fruto de la investigación y el tesón de una pyme nacional. Los Rasti son una de las marcas más buscadas y detrás de su fabricación hoy está la familia Dimare, que movió cielo y tierra para poder recuperar este producto.
Originalmente la marca fue creada por la alemana Modellspielwaren Dr. Hasel & Co., en la localidad de Riechartshausen en 1966. Al poco tiempo llegó a la Argentina a través de la fábrica Knittax, perteneciente a la familia Müller. En ese entonces, el italiano Antonio Dimare ya estaba metido en la industria con su fábrica de juguetes didácticos, pero faltaban varios años para que sus caminos se cruzaran.
Rasti empezó a tener problemas económicos y a fines de los 70 abandonó el mercado. Sus ladrillos pasaron a producirse en Brasil en la planta de la firma alemana de instrumentos musicales Hering. No obstante, pasó al olvido desde 1975. Recién volvería al ruedo casi tres décadas más tarde.
Antonio Dimare llegó con su familia proveniente de Nápoles en 1957. Empezó trabajando en un almacén hasta que en 1965 junto a sus hermanos invirtió para comprar una fábrica de plásticos. Esta planta se dedicaba a producir algunos elementos de cotillón, pero los Dimare apostaron por el nicho juguetero.
El emprendedor napolitano conoció Rasti y se fascinó. Como estudiante de ingeniería quedó enamorado de su sistema de encastres y desde aquellos tiempos soñaba con tener esa marca en su portfolio. Durante la época de crisis de Knittax, Dimare acercó una oferta para comprar Rasti pero salió espantado con el precio que le pidieron. Entonces, en 1975, lanzó su propia marca: Plastiblock – luego pasaría a llamarse Blocky.
En 1998, Antonio Dimare se separa de sus hermanos en el negocio e incorpora a sus cinco hijos (Daniel, Fabián, Sergio, Gabriel y Sabrina). Al mismo tiempo, un contacto de la empresa en Brasil les cuenta sobre un mito que empezó a circular sobre Rasti. Se decía que sus matrices se encontraban abandonados en un depósito ahí. Empezaron lo que llamaron como “Operación Rescate”.
Recuperaron los moldes y compraron la marca en 2005. Tras un trabajo de desarrollo de nuevos matrices finalmente relanzaron Rasti dos años después. A pesar de ya contar con Blocky, ambas marcas no se canibalizaron sino que se complementaron y potenciaron sus ventas entre sí.
Unos años más tarde, la empresa invirtió $ 5,9 millones para ampliar su producción y en 2013 logró su primera licencia con Disney para lanzar una línea de Rasti inspirada en la película Aviones. También consiguió captar la atención de Mattel que en 2011 empezó a distribuir sus productos en Colombia, México, Chile y Perú.
Al mismo tiempo forjaron diversas alianzas que diversificaron su negocio. De la venta de juguetes pasaron a realizar cumpleaños temáticos con la marca, capacitaciones corporativas e incluso inauguraron un espacio dedicado a Rasti en un hotel y lanzaron calzado con motivos asociados al producto.
Ahora apuestan por la innovación tecnológica. No solo a través de la automatización de procesos sino también con nuevos juguetes. Entre 2018 y 2019 invirtieron $ 26 millones para lanzar kits de robótica educativa y en diciembre del año pasado presentaron una asociación con editorial Santillana. La misma complementaria libros de texto con equipos de Rasti y demandó un desembolso de $ 18 millones