Prensa
Diario BAE - La vigencia de los juegos de construcción
Puede resultar paradójico que en pleno apogeo de la era digital y cuando
la niñez maneja una play station, incluso antes de asimilar que
constituye el reflejo virtual de una realidad física, los juegos de
construcción mantengan una vigencia capaz de seducir a chicos y [...]
grandes, que nunca se olvidaron que alguna vez fueron chicos.
Es
cierto, los juegos de encastre debieron aggiornarse a los tiempos que
corren –o vuelan– y a las exigencias de un consumidor híper estimulado
por muchos factores tecnológicos.
"Hace una década empezamos a
lanzar complementos virtuales con el objetivo de potenciar el juego de
existencia física, y a la vez combatir la simplificación de los
productos actuales que requieren de una mínima inversión de la capacidad
para alcanzar el éxito", refiere el gerente de Mis ladrillos, Hernán de
Mayolas, hijo del fundador de la emblemática firma nacida en 1953.
"Cumplen la función de entretenimiento pero no desarrollan personalidad", completa el concepto.
"Es
similar al crecimiento del fast food por un lado y al auge de la comida
sana casera y la gourmet. Todos los adelantos tienen sus pros y sus
contras. El juego de construcción trae estimulación de la creatividad y
de la motricidad fina; ofrece juego sano, real, activo y se puede
compartir entre diferentes generaciones", pone de manifiesto el
licenciado Daniel Dimare, desde la tradicional competencia de Rasti, que
recientemente lanzó la línea Hot Wheels, bajo la licencia de Mattel,
líder en juguetes, diversión e innovación.
Hay mucho más. Hoy
Rasti tiene una comunidad propia en Facebook donde los seguidores
comparten fotos de construcciones, técnicas, video tutoriales de armado
de las maquetas más complejas, ideas, novedades de la empresa y datos de
donde jugar en forma libre y gratuita con productos de la marca.
"El
juego de construcción complementa todo lo que no tienen las nuevas
tecnologías"; coincide en cierta manera con la "vereda de enfrente".
La
perdurabilidad de ambas líneas a través del tiempo, sólo comparable a
Scalextric en cierto imaginario lúdico, es llamativa en un mundo tan
dinámico, aunque en ambos casos el respeto a la plena correspondencia
entre piezas de distintas épocas contribuye a fomentar esa fidelidad.
En
otros aspectos, "conservamos la filosofía del producto de que no sea
una solución pasatista, porque entendemos que aprender jugando es la
mejor manera de educarse", sostiene de Mayolas para fundamentar una vida
útil que supera en mucho a la media del mercado.
El mundo de
internet "permitió que se juntara un grupo de padres que en sus
infancias jugaban con Rasti y ahora juegan junto a sus hijos, organizan
una expo anual de construcciones hechas con Rasti en el Museo Roca de
Recoleta y hasta producen el programa online Rasti TV para compartir
novedades, enseñar técnicas de armado y hacer un review de cada nuevo
lanzamiento", dice Dimare de esta interrelación.
En Mis ladrillos
tampoco se quedaron el tiempo e ilustran con Teen, un set dirigido a un
público adolescente femenino, que incluye un CD interactivo que no sólo
cumple el papel de soporte técnico sino que propone un juego asociado a
partir de la creación de películas con historias y banda de sonido para
ver y escuchar en la computadora, a partir de los personajes que
habitan el principesco castillo de construcción física.
El target
etario se ha expandido hacia abajo: la experiencia Mis ladrillos ya
está disponible para bebés de meses. Pero el desafío de los diseñadores
es mayor: que el desafío siga siendo interesante y afín con el
crecimiento del usuario.
"Cada vez hay menos tiempo para jugar.
Los juguetes se fueron condensando. El margen del que disponemos para
captar la atención está mucho más acotado, porque las etapas que impone
la sociedad se queman de manera mucho más rápida", señala de Mayolas,
quien todavía recuerda que la goma era el material original en que se
fabricaban los primeros juegos de la empresa familiar, reemplazada por
el plástico a partir de los 60 para "dar larga vida a tus ideas", según
garantiza el eslogan promocional.
"Si hace click, es Rasti", replican
desde la compañía Dimare, que reflotó el producto, instalado
originalmente en el mercado local en 1965 con una agresiva campaña de
márketing e incluye en su portfolio las marcas Bimbi, pensada para la
estimulación de bebés; Blocky House, ladrillitos con personajes
articulados; Armatron, sistema de encastre articulado y Piago, bloques
flexibles para bebés.
"Este año estamos presentando el Lab Rasti
para escuelas técnicas, diferentes kits con microprocesador, sensores,
motores, que están catalogados en robótica, mecánica, física, etcétera,
permitiendo aplicar en forma práctica la teoría, facilitando la
incorporación de los conocimientos", anticipan, corroborando su
consigna: "Jugar en serio".
OPINIÓN DE EXPERTO *
"El primer
kit de Rasti me lo regaló mi viejo cuando tenía 5 o 6 años. Así empecé.
Para la época, era raro tener una gran cantidad. A mí me gustaba
rebuscármela con lo que había, por eso nunca pedía una caja para armar
de determinado modelo. Prefería que tuviera más piezas, no era muy
exigente. Por ejemplo, no seguía los manuales ni armaba casas. Me
inclinaba por autos o barcos, o naves espaciales que había visto en
películas.
Cuando iba a quinto año de la secundaria, decidí que
iba a seguir esta carrera. Era como completar un círculo, aunque al
revés. Ahora, me toca diseñar los modelos que arman los demás".
*Javier Rodríguez, diseñador industrial. Trabaja para Rasti