Prensa
Historias de la economía cotidiana
Entre las casas bajas de Lomas del Mirador se erige
la fábrica a la que se mudó en 2012 la empresa de juguetes Rasti y
Blocky, Dimare. En aquel año había llegado a exportar el 16% de su
producción, pero en 2014 el peso apreciado lo dejó fuera del mercado
externo, sobre todo porque perdió un contrato con Mattel, la fabricante
de Barbie, para exportar a Colombia, Chile y Perú. La última devaluación
le permitió a la compañía volver a contactar con potenciales clientes
del extranjero, reconoce su director de Marketing, Daniel Dimare.
Sin
embargo, la suba del dólar también derrumbó 60% las ventas internas y
la relajación del control de importaciones elevó las compras al exterior
un 30%. Para Dimare, la inversión en máquinas, el combate a los
mercados informales, el crédito barato y el pago por adelantado de
impuestos también influyen en la competitividad. ¿Los salarios? "No, si
hay inflación es necesario subir salarios. Hay que buscar ser
competitivos por otro lado", concluye el empresario juguetero.
El
economista jefe de la UIA, Diego Coatz, advierte que si en el agro cada
sector requiere un tipo de cambio diferente, más aún sucede eso en la
industria. "No se puede pedir al tipo de cambio lo que no puede darte.
Hay que analizar también la evolución salarial, la litigiosidad de
accidentes de trabajo, el ausentismo, la energía, el transporte, los
tributos, la tasa, el financiamiento, la política industrial, una
inserción internacional que no sea ingenua y que no regale empleo y
desarrollo de empresas locales, la infraestructura, la tecnología, la
educación o si el mundo acepta que China es una economía de mercado y se
restringen así las barreras antidumping que podés aplicarle. El
crecimiento del PBI también favorece la competitividad. El Gobierno tomó
el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria junto con la alta tasa
de Lebac para que entren dólares; eso puede hacerse en el corto plazo,
pero en el largo no se generan dólares genuinos en la producción",
lamenta Coatz.
Luis
Galeazzi, director ejecutivo de Argencon (cámara de exportadores de
servicios basados en conocimiento), evalúa que su sector depende de una
ecuación entre "mitad calidad y mitad costo en dólares". Y calcula: "En
calidad estamos bien. En costos subimos hasta diciembre, después hubo un
respiro y ahora está por verse. Si termina el año con un dólar a $ 16 y
una inflación del 37%, estaríamos mejor que 12 meses atrás".
"El sector pudo crecer en los últimos años porque compensó precio con calidad", completa Galeazzi.