Prensa
Inventando lo que aún no existe…con Rasti
Ante la consigna: ¿Creativo se nace o se aprende?, hace unos días, de la mano de Rasti,
marca nacional recuperada luego de haber sido vendida a una empresa
brasileña hace 30 años, convocamos al Campus de UdeSA a ;un grupo diverso
de psicólogos, ingenieros, licenciados en recursos humanos ;y analistas
de sistemas, cuyo denominador común es trabajar en empresas y
organizaciones y su interés por aprender ;sobre creatividad, a jugar con
20.000 ladrillos. ;La ;buena noticia: quizás no todos seamos iluminados
genios creativos, porque es cierto que hay personas más geniales que
otras y no a todos se les ocurren ideas 100% originales, pero si
entendemos por innovación a la aplicación práctica de ideas que surgen
de procesos creativos, ;entonces ;todos ;SI podemos ser innovadores.
Podemos facilitar en las organizaciones ambientes innovadores, donde se
materialicen productos o servicios que surgieron de ideas “locas”. Ese
fue el principal rescate que nos llevamos del encuentro, coordinado por
los facilitadores de CorpoRasti,
Néstor ;Gutman y Martín Peña. Muchos ya lo sospechábamos, ;pero allí
estuvo lo potente del recurso didáctico: lo experimentamos.
Innovando mientras jugamos
Durante
la primer parte del trabajo nos dividimos en grupos y la consigna fue
que ;realicemos alguna figura armada con ladrillos. Aparecieron
banderas, escaleras, caminos, casas y hasta objetos abstractos. A aquel
que hizo algo “no tan creativo” la producción del resto del grupo lo
estimula, le da confianza, lo hace sentir que se puede dar un poco más.
Para la segunda parte ya en confianza se generó ;un ambiente más
ruidoso, más entusiasta, algo se abrió en cada uno y apareció el
disfrute por el hacer. Ahora la consigna pasó a ser un desafío: hacer en
grupo la torre más alta. Se sumó la competencia y el aula ;pasó a
ser ;una usina funcionando a pleno. Torres con más diseño, otras que se
derrumbaban, trabajo en equipo, inspiración en mejores prácticas de
otras mesas, reciclaje de las primeras producciones.
En la tercer etapa llegó el momento del salto al vacío: ¿Somos
capaces de inventar un objeto que no exista? Luego de una sesión de
pensar, armar y desarmar ideas cada grupo tuvo que
presentar ;sus ;“Invenciones”. ;Fue interesante la reacción que iba
generando cada ;grupo a medida que pasaba y contaba sobre su trabajo, los
otros grupos lo ;festejaban, ;muchos aplausos con el fin de ;celebrar la
creatividad ajena. ;Desde ;un teletransportador, un brainstormingador y
hasta un despreocupadizador fueron algunas de las invenciones.
Finalmente ;nos quedaba el último de los desafíos: ;“bajarlo” y
convertirlo en algo que pudiera existir realmente. Ahí apareció con
fuerza el mensaje que innovar podemos hacerlo todos.
Cerramos la actividad pensando y luego representando un problema real de
cada participante, y debatiendo en la mesa posibles soluciones. La
mañana se pasó volando entre ;juego y ;rescates conceptuales, estimulación
del hemisferio derecho de nuestro cerebro, y nos ;fuimos ;motivados,
energizados y con un plan en mente. El juego nos dio la posibilidad de
idear, armar prototipos, analizar problemas reales, ofrecer soluciones.
De construir y también de destruir lo que no servía, aunque nos de pena.
Y esa es la propuesta que tenemos en las aulas de San
Andrés: “busquemos inspiración en ideas originales pero pensemos planes
innovadores que hagan que las cosas geniales pasen.”
Así que ya sabés, como decía el slogan, si hace click es Rasti, y si el click lo hacés vos, el camino de la innovación es tuyo, ¿te animás a transitarlo?