Prensa
Una expo de Rasti para chicos y grandes
En uno de los salones del Museo Roca se exponen hasta hoy a las 18
verdaderas obras de asombro hechas con los ladrillitos de plástico.
Buques, edificios, aviones y más en la sexta muestra de un grupo de
personas que se unieron por el simple placer de divertirse con el
tradicional juego infantil.
En uno de los pisos del museo de la Acrópolis, en Atenas, hay una
maqueta gigante hecha con Rastis del lugar donde comenzó la historia
política del mundo. La protege una cúpula de vidrio y es una de las
cosas más fotografiadas del paseo. Mucho más cerca, en Recoleta, otra
maqueta muestra a escala lo que podría ser un skyline multicolor de
Buenos Aires.
La Facultad de Derecho, los edificios de Puerto Madero y hasta la
Torre del Parque de la Ciudad, como si estuviesen pixelados, comparten
uno de los salones del Museo Roca con decenas de aviones, barcos, autos,
los personajes y naves de la Guerra de las Galaxias, los minions, pucca
y el submarino amarillo de los Beatles, con un cuadro con los cuatro
rostros y todo.
Estamos en la sexta Expo abierta de modelos y construcciones de
República Rasti, un grupo de jóvenes desde los cuatro hasta los 50 años,
que le roban algunas horas diarias a la familia para despuntar el vicio
con su juguete favorito: los ladrillos para armar.
Como Matías Syncz, un rubio de 12 años que muestra orgulloso un tanque,
un biplano y una réplica del ARA Bahía Paraíso, uno de los buques que
asistió en Malvinas. "Mi primer Rasti me lo regaló el tío Roberto y lo
primero que armé fue un camión monstruo", recordó Matías junto a Tiempo Argentino, "y ahora quiero armar un camión hidrante como los que usaron el otro día en la Panamericana".
Con la intención de agrupar a todos los fanáticos de Rasti, en 2005
se creó el espacio virtual de Internet República Rasti. El grupo creció
fomentando reuniones familiares, intercambio de piezas y técnicas. Sin
embargo, los cientos de "ingenieros" trabajaban con ladrillos viejos,
heredados de la familia, o comprados por Internet. Hasta que llegó la
gran noticia.
En 2007, la firma Dimare SA anunció el relanzamiento de Rasti en la
Argentina. La producción volvería a emplear las matrices alemanas pero
con producción 100% local. Los habitantes de República Rasti fueron
invitados a la planta, recibieron regalos y fueron reconocidos por la
firma como Fan Club oficial.
Como Marcelo, que aún hoy conserva las históricas cajas de las
décadas del ‘70 y ’80, sin abrir, tal como se vendían en las
jugueterías. "Los colores de los Rastis viejos parecen más opacos pero
es por la mugre y el paso de los años. Los conservo tal cual como los
recibí, hasta con tierra de los 70", se sinceró.
En octubre de ese año nació Rasti TV, un programa virtual que se
emite por YouTube, realizado por los integrantes y conducido (y creado)
por Leonardo Taquino. El proyecto "arrancó en joda porque yo estudié
diseño de imagen y sonido"-recordó el hombre de 44 años- "pero todos se
entusiasmaron porque también era una forma de inmortalizar las
creaciones".
La historia de Leonardo con los Rastis también arrancó de niño, pero
tuvo una segunda primavera hace algunos años, cuando nació su primera
hija. "Tenía que mantener las cajas como venían porque mi hija era chica
y podía tragarse las piezas. Cuando ya se hizo grande, volvieron a
fabricarlo acá y caí en la cuenta de que las cajas, así cerradas, tenían
más valor de colección", contó Leonardo. "Nuestro sueño era que
volviera y lo vimos desde adentro", finalizó. «
La historia
El origen de Rasti se remonta a la empresa familiar alemana
Modellspielwaren Dr. Hasel & Co., con sede en Reichartshausen
(Baden-Württemberg).
Entre los años 1960 y los años 1970, fue fabricado en Argentina por
la fábrica Knittax. A partir de ahí y desde la Argentina, el juguete se
exportó a países como Alemania y Canadá. En el año 1988, la empresa
cerró sus puertas en nuestro país.
La calidad con que fue fabricado el Rasti en Argentina (con ejes de
acero cromado) fue tan bien lograda y su popularidad fue tan grande, que
el término 'Rasti' se adoptó en el lenguaje popular.
Años más tarde, la licencia fue otorgada a Hering y su producción
pasó a Brasil, donde se continuó fabricando por algunos años.En esta
etapa se innovó con los primeros diseños que incluían motor.
Dimare compró las matrices y derechos en 2002 y retomó su fabricación en 2007.